Normal
0
21
false
false
false
MicrosoftInternetExplorer4
Jorge y María eran amigos desde el colegio primario. Juntos hicieron también
el colegio secundario. Eran capaces de contarse las cosas más íntimas sin
sentir vergüenza el uno del otro. Se conocían tanto entre si como a si mismos.
María
sabía desde muy jovencita, por no querer exagerar y decir desde niña, que amaba
a Jorge con todo su corazón. Pero también sabía que Jorge sólo la quería como
su amiga.
Por
eso jamás le dejó entrever sus sentimientos. Era lo único que le ocultaba.
Convencida
que jamás sería su pareja en la vida, quería mantener su amistad por sobre
todas las cosas. De haber hecho la más minima insinuación, Jorge comenzaría a
reaccionar distinto frente a ella y eso era algo que ella se había propuesto
evitar a toda costa.
Así
que se limitó a escuchar de él todas las conquistas que hacia. Sus éxitos y sus
fracasos. Y siempre lo apoyó.
Él
le había preguntado muchas veces que le pasaba y porque no quería salir con
nadie.
-Tan
difícil es conquistar tu corazón- le preguntaba en tono burlón sin sospechar
siquiera que su corazón era absolutamente de su dominio.
-Es
que no he encontrado a nadie hasta la fecha que haya logrado conquistarlo- le
respondía siempre María – Soy joven todavía no veo porque tengo que apurarme-.
-Sólo
porque es mas agradable estar en pareja que en soledad—le decía sonriente
Jorge- yo me siento tan solo cuando no la tengo que no puedo evitar en cuanto
pierdo una, salir a buscar un reemplazo y tratar de encontrarlo lo mas rápido
que pueda-.
-Gracias
por la parte que me corresponde de tu soledad- le dijo entre triste y burlona
María – Pensé que mi compañía no te permitía sentirla, al igual que la tuya no
me lo permite a mi-.
-No
seas tan sensible María- No me refería a estar solo como persona. Por supuesto
que tu compañía no me permite estarlo en ningún momento. Me refería a estar
solo en el momento de sentir necesidades de caricia y sexo. No me gusta mucho
tener relaciones casuales. Soy de esas personas que son muy enamoradizas, pero
que necesitan una persona que realmente le interese para estar a su lado-.
-Lo
se- dijo María riéndose- fue solo una broma-.
Jorge
siguió teniendo muchas parejas, ninguna de ellas muy duraderas. Pero siempre
disfrutó de cada una de ellas mientras estaban juntos. Él nunca dejó de regocijarse
de su sentimiento enamoradizo, como el mismo había definido en una oportunidad.
María
intentó en algunas oportunidades tener una pareja estable, sabiendo a
conciencia que jamás dejaría de querer a Jorge pero que no tenía sentido que su
vida transcurriera por siempre en soledad, pero nunca lo logró.
Cuando
Jorge conoció a la que sería su esposa, María, inmediatamente presintió que
ésta sería la mujer con la que se casaría, y que por supuesto no se equivocó.
Desde un primer momento quiso transformarse en su amiga. No quería que su
relación con él se viera alterada por los celos de ella.
Y
con el tiempo llegó a quererla como tal.
Cuando
planearon el casamiento, ella le pidió que fuera su testigo de civil lo que
María aceptó sin dudar.
Luego,
cuando llegó el primer hijo le pidió que fuera su madrina, a lo que también
esta vez dijo que si. Tenia la sensación de que ser la madrina del hijo del
hombre que amaba la hacía sentir un poco madre de él.
Ella
no perdía las esperanzas de encontrar a alguien a quien amar, no con la
intensidad que amaba a Jorge. pero con el suficiente cariño como para formar
una pareja, pero a medida que el tiempo pasaba y esto no sucedía, se fue
abocando cada vez mas a su ahijado, sintiendo que probablemente, el amor hacia
este niño, sería lo mas parecido al amor maternal que ella podría sentir en su
vida.
Durante
todo el período que duró el matrimonio de Jorge, que fue cerca de veinte y
cinco años, ella tuvo varias parejas pero con ninguna se animó a formalizar. En
dos oportunidades le pidieron matrimonio pero ella consideraba que era una
determinación demasiado importante sabiendo por anticipado, que era un error
aceptar la proposición.
Cuando
Jorge decidió separarse de su esposa de común acuerdo, ella volvió a ser el
remanso para sus infortunios y nuevas citas. Siempre estuvo a su lado para
escucharlo y siempre encontró una palabra de apoyo cuando se sintió triste.
Jorge
ya no sentía esos enamoramientos pasajeros con tanta facilidad como en su
juventud.
Esa
tarde vino a casa de María porque se sentía muy triste por no encontrar una
nueva pareja, y porque seguía sintiendo la necesidad de tener a alguien a su
lado, no sólo para tener relaciones sexuales, sino para compartir la vida.
-Realmente
me avergüenza un poco decirte que a esta edad me siento tan triste por estar
sin pareja- le dijo muy apenado Jorge- Pero de verdad no he nacido para estar
solo. No entiendo como tú puedes lograrlo y de todas maneras sentirte feliz y
realizada. Me tendrías que dar tu receta-.
-Y
cuándo te he dicho que me sentía feliz y realizada?- le preguntó asombrada
María.
-No,
no me lo has dicho, pero como nunca te quejas de tu soledad, yo suponía que
debía ser que se debía a que no era tan pesada para ti, y que logras encontrar
en las otras cosas que te ofrece la vida, el motivo suficiente para ser feliz-
le aclaró Jorge.
-Pues
no sabes que lejos estas de la realidad!- le dijo con cierta amargura María
quien sentía que le estaba costando un gran esfuerzo encontrar las palabras
para seguir la conversación, pues estaba sintiendo en su garganta un sollozo
ahogado.
-Nunca
pude entender cómo es posible que siendo tan linda, simpática e inteligente
como eres, no hayas encontrado a alguien con quien formar tu hogar-.
-Tal
vez porque mi corazón está cerrado a todos los hombres- le dijo María sintiendo
que no iba a poder reprimir el llanto- Tal vez porque se lo entregué a alguien
que nunca se enteró que era su dueño y que por ese motivo, jamás me lo ha
devuelto-.
-Nunca
me habías comentado nada al respecto- le dijo Jorge extrañado- y puedo saber
quien es ese hombre?-.
María
ya no pudo soportar reprimir las lágrimas e irrumpió a llorar
desconsoladamente.
Por
favor María- dijo Jorge sumamente apenado por sentirse responsable con su
pregunta de lo que le estaba pasando a su amiga- Jamás quise hacerte daño, lo
sabes bien, verdad?. Perdóname si he sido indiscreto con la pregunta-.
-María
le hacia señas con sus manos de que no sin decir palabras, pues no podía emitir
ninguna, que no se preocupara por ella.
Él,
al ver que seguía llorando se acercó a ella y la abrazó con fuerza.
-Dime
cómo puedo ayudarte a calmar tu llanto?- le preguntó Jorge- Jamás te había
visto así en mi vida y no se como reaccionar ni que puedo decirte-.
Al
tiempo que iba diciendo estas palabras comenzó a besarle los cabellos, luego
las mejillas y casi sin darse cuenta rozó sus labios.
María,
que en un principio se quedó quieta con el beso, luego de unos segundos, en un
arranque contenido durante muchos años le devolvió su gesto, con uno
apasionado.
Jorge
le respondió de la misma manera y pocos minutos después estaban los dos
desnudos tendidos en la cama de su cuarto.
Luego
de amarse repetidamente estaban ambos tendidos en la cama con la sensación de
haberse encontrado el uno al otro por primera vez.
-Cómo
no he podido darme cuenta durante todos estos años del amor que sentías por
mi?- le preguntó con total asombro Jorge- Cómo he podido ser tan ciego?
-Tal
vez porque me querías mucho como amiga y pensabas que a mi me pasaba lo mismo y
nunca se te ocurrió cuestionarte que podría haber otra cosa en mis
pensamientos- le dijo María quien ya no tenia ningún temor de expresar sus
sentimientos.
-Se
que no somos jóvenes- le dijo Jorge- Se que es tarde para reparar el daño que
te he hecho. Que ya no podemos pensar en una familia con hijos. Pero tengo la
firme convicción de desear con todo mi corazón, de querer dedicarte el resto de
mi vida a brindarte un poco de esa felicidad que te he robado sin querer
durante todos estos años-.
-Tu
no me la robaste- le dijo María- En todo caso la que tiene que cuestionarse por
todos estos años de soledad soy yo, por no haberme animado a hablar jamás de
mis sentimientos hacia ti. Es que no quería que nada me alejara de ti y siempre
supe que nunca dejarías de mirarme como a tu mejor amiga, y no como a una mujer
con la que pudieras tener una relación amorosa-
.-Ya
ves cuán equivocada estabas!. Hoy me has hecho sentir mas hombre de lo que
nunca lo había sido- le dijo Jorge con extrema sinceridad- Nunca antes había
sentido lo que acabo de vivir gracias a ti-.
-Tampoco
yo había gozado antes de una relación sexual como lo he hecho esta tarde- le
dijo María con lágrimas en los ojos- Me has hecho sentir una mujer total por
primera vez en mi vida-
-De
ahora en mas vamos a tratar de recuperar el tiempo perdido- le dijo sonriente
Jorge mientras comenzaba a besarla nuevamente.
Se
volvieron a dejar arrastrar por la pasión.
C